martes, 2 de diciembre de 2014

"DESPATRIARCALIZACIÓN "NO ES FEMINISMO"... ¡QUÉ LÁSTIMA!!


Interesante discusión feminista aunque la "despatriarcalización" se suponga un proceso "No Feminista"... Y como no es feminista, se conserva la heternormativa "complementariedad", la familia y se apuesta a la representación de las mujeres accediendo al Estado y por ende a la Clase Política de cualquier país... Mucho que decir...
 
Despatriarcalización: punto neurálgico para un cambio de paradigma
X Claudia Zegarra R/Enviado X Arnaldo Pérez Guerra
Y la lucha por la dignidad y la vida de nuestros pueblos…

El se abate y bebe o juega.

En un revés de la suerte:

Ella sufre, lucha y ruega.

(Permitidme que me asombre).

Que a ella se llame el “ser débil”

Y a él se le llame el “ser fuerte”.

porque es hombre!



Ella debe perdonar

si su esposo le es infiel;

mas, él se puede vengar;

(permitidme que me asombre)

en un caso semejante

hasta puede matar él,

porque es hombre!

(Adela Zamudio)


Este fragmento del poema “Nacer hombre” de Adela Zamudio (1854 -1928), escrito hace aproximadamente un siglo atrás bien podría acompañar los titulares de la crónica roja actual plagada de casos de violencia ejercida contra mujeres, niñas y niños, desde sus formas básicas como la violencia física y verbal hasta formas más complejas como es el caso de abusos, secuestros, asesinatos, trata de blancas, etc. Toda esta violencia tiene como punto de partida la idea de la superioridad y poder que ejerce el agresor sobre la víctima.
Cientos de estos casos han pasado por los titulares y otros cientos han quedado en el anonimato debido a la naturalización de la violencia en contra de mujeres, niñas y niños. En un seguimiento hecho entre 2007 y 2011, el patrón de los feminicidios en Bolivia muestra que un 50,88% corresponden a situaciones de “mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas sentimentales” (Periódico Digital PIEB: 14-02-2013). El caso emblemáticos de la periodista Hanalí Huaycho, asesinada con 15 puñaladas por su pareja -un oficial de policía-, fue el punto cúspide para la promulgación de la “Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia”; aun así nuevos casos aparecen como el de una servidora pública de la Gobernación de uno de nuestros departamentos, víctima de repetidos actos de violencia en su fuente de trabajo. Y es que estos hechos son resultados de las estructuras patriarcales con las que nació la República de Bolivia y que el Estado Plurinacional de Bolivia tiene como objetivo desestructurar. A esta tarea titánica la hemos llamado despatriarcalización.
Para entender el patriarcado
¿Qué es el patriarcado? El patriarcado surge de la concepción del hombre como ser fuerte, proveedor, con capacidad de ejercer la fuerza física sobre otros, poseedor de la familia (esposa, hijas, hijos, abuelas, abuelos, etc.) y los bienes. Este modo vertical, desigual e inequitativo de pensar, sentir y actuar (que no es propio solamente del varón) se irradia desde la familia a la comunidad, sociedad y Estado convirtiéndose de esta manera en una estructura patriarcal.
Según algunas corrientes teóricas el origen del patriarcado radica en el momento en el que los grupos humanos dejaron de ser nómadas y pasaron a ser agricultores sedentarios pues ahí empezó también la propiedad individual de la tierra, sus productos, hijos, familia, etc. Para otros el origen del patriarcado radica en la espiritualidad y la fe, que en determinado momento y de manera sistemática ha erradicado a las deidades femeninas e impuesto deidades masculinas. Y finalmente hay quienes sostienen que el patriarcado es una actitud propia de la humanidad pese a que, aun en la actualidad existen pueblos como Orango Grande, en el archipiélago de las Bijagos de Guinea Bissau; Juchitán, en el estado de Tehuantepec, México; y en China, en la  provincia de Yunnan (Mosuo), en los que la estructura matriarcal es la que rige su organización y en la cuales los hijos no son propiedad de una o dos personas sino son responsabilidad de la comunidad.
Esta es una discusión que no la vamos a abordar en esta ocasión. Lo que haremos es establecer un punto de partida para la propuesta de la despatriarcalizacion.

Ø  El patriarcado en la familia
En términos generales el patriarcado puede definirse como un sistema de relaciones sociales sexo–políticas basadas en diferentes instituciones públicas y privadas y en la solidaridad interclases e intragénero instaurado por los varones, quienes como grupo social y en forma individual y colectiva, oprimen a las mujeres también en forma individual y colectiva y se apropian de su fuerza productiva y reproductiva, de sus cuerpos y sus productos, ya sea con medios pacíficos o mediante el uso de la violencia.
Desde la estructura patriarcal el varón es el dueño de la familia, es decir dueño de la esposa, dueño de los hijos, dueño de los bienes, dueño y señor de todo y de todos. Con la fuerza para someter a su autoridad y el derecho “divino” de ejercer ese poder. Sin embargo lo que por lo general no se toma en cuenta es el hecho de que las estructuras patriarcales no solamente someten a las mujeres sino también a los varones quienes se ven coartados en su integralidad como seres humanos.
Es muy común escuchar comentarios como: “esa es mujer es más mujer que madre”, o  “pobre wawa, con su papá nomás esta”. Estos comentarios reflejan las estructuras patriarcales que tenemos interiorizadas y naturalizadas en nuestro pensar, sentir y actuar. La primera frase juzga a la mujer priorizando su condición de madre sobre su naturaleza de mujer. Con lo que se deja entrever prejuicios que refuerzan el patriarcado, por ejemplo:
·         Una mujer debe priorizar su rol de madre sobre cualquier otro rol.
·         La mujer tiene mayor valor para la sociedad cuando es madre.

Es decir que, en pos de ser bien vista y valorada dentro de las estructuras patriarcales, una mujer debe dejar de lado su integralidad de ser humano, para priorizar su rol de madre. ¿Es que acaso una mujer que tiene hijos deja de ser mujer para ser madre? ¿Es que acaso como mujeres estamos forzadas a elegir si seremos mujeres o madres? Estas preguntas traen consigo un espectro inacabable de afirmaciones sobre el rol de la mujer en la sociedad y pone en manifiesto que el principal rol de la mujer es el de la reproducción y crianza poniendo en cuestionamiento su integralidad como ser humano y su capacidad para aportar a la sociedad desde diferentes espacios.

La segunda frase va en contra del género masculino ya que refuerza el secuestro de la maternidad por el género femenino dejando de lado al varón, rechazando y desvalorizando su participación en la crianza de los hijos para encasillarlo en el rol de proveedor; coartando de este modo sus derechos como padre y como ser activo en el cuidado y formación de los pequeños y principalmente sustituyendo la complementariedad de la pareja por la asignación de roles desiguales.A partir de esta asignación de roles deviene la manera de educar a las y los pequeños; a las mujeres se les asignaran las tareas de reproducción, la atención del hogar y la familia y al varón se le asignara la tarea única de salir de traer el sustento, expulsándolo del hogar. Una vez más esta asignación de roles va en contra de la integralidad de hombres y mujeres y de la complementariedad entre ambos.

Otras frases comunes son: “si lloras, mujercita te van a decir” o “no llores, ¿acaso eres mujer?”.  Una vez más estas frases cotidianas afectan a hombres y mujeres y ponen en manifiesto las estructuras mentales patriarcales. Por un lado expresan que las lágrimas como expresión de pena, dolor y sufrimiento son únicamente propias de la mujer y por otro lado nos refuerzan la idea de que la expresión de los sentimientos son actitudes propias de un ser débil e inferior e inapropiadas para el hombre fuerte, superior y, por tanto, ser comparado con una mujer se vuelve una amenaza. “No queremos caer en la desgracia de parecernos a las mujeres”. Una vez más se está cercenando la integralidad de los varones como seres humanos plenos, cercenando sus sentimientos y reforzando su rol único de proveedor, dueño, poseedor y protector pero, sin derecho a su sensibilidad o plena expresión de su humanidad.

Ø  El patriarcado en la Religión

“”Pero quiero que sepáis que Cristo es cabeza de todo varón, y el varón es cabeza de la mujer… Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, porque él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.” 1 Corintios 11: 3, 7, 8 y 9.”

Otra de las instituciones pilares del sistema patriarcal es la iglesiacatólica principalmente. Nótese que cuando hablamos del patriarcado en la religión hablamos de la iglesia como institución y no de la fe como tal, en realidad es por la fe misma que la institución de la iglesia adquiere el poder de dominación y sometimiento sobre los “fieles”. La institución de la iglesia esta jerarquizada a manera de pirámide donde son los pocos los que detentan el poder sobre los más. Si hiciéramos una analogía entre la iglesia y una empresa, en el nivel superior encontraríamos a Dios, a su derecha está el hijo y a su izquierda el espíritu santo (todos varones) este trio toma el lugar de “dueños de la empresa”, como gerente general tendríamos al Papa y como gerentes regionales a los obispos, una vez más todos con poder y todos varones. Con esta visión mercantilista se maneja la fe del mundo. Los gerentes son los intermediarios de la fe aquellos quienes dictaminan quiénes son probos para la vida eterna y quiénes no. Son los que otorgan el perdón y la salvación. Este poder ha sido traído e impuesto sobre Latinoamérica desde que llegaron la Niña, la Pinta y la Santa María cargadas de espadas y cruces, perdura hasta ahora en el imaginario colectivo y, hasta hace poco, en complicidad con el Estado. Basta tener como ejemplo el hecho de que la ciudadanía de las y los bolivianos estaba ligada a la iglesia a través de sus sacramentos; el certificado de bautizo tenía el mismo valor que el certificado de nacimiento en el momento de la tramitación del carnet de identidad, la inscripción al colegio u otros trámites legales. Esto cambió cuando Bolivia se declara un Estado laico (que tristemente a veces se confunde con un Estado ateo). Sin embargo persisten estas estructuras en el imaginario colectivo. Todo este ejercicio de poder de la iglesia sobre la población se duplica en el caso de las mujeres ya que desde la iglesia somos seres inferiores y culpables del “pecado original”, seres débiles incapaces de dirigirnos ni siquiera  a nosotras mismas razón por la cual se nos asigna (como propiedad) a algún varón que se haga responsable de nosotras (padres, hermanos, maridos e incluso hijos). La biblia dice que solo el hombre fue hecho a semejanza de Dios, mientras la mujer salió de la costilla de Adán por lo tanto es un ser no solamente inferior sino también un apéndice del varón creado para atender y complacerlo. Podemos ver a lo largo de la historia ejemplos sobre la desvalorización y sometimiento de las mujeres como el hecho de considerarlas impuras y mucho más en el periodo de la menstruación obligándolas a ocultarse y alejarse de la sociedad durante esos días.

“Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocaré será inmundo hasta la noche. Todo aquello sobre que ella se acostaré mientras estuviere separada será inmundo…”. Levítico 15:19 y 20.

O considerar impuro el parto, peor aún en caso de ser mujer.
“Hablo Jehová a Moisés, diciendo:
Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé luz a un varón, será inmunda 7 días…. Y si diera luz a una niña, será inmunda dos semanas…”. Levítico 12: 1, 2 & 5.

Pasando por considerar brujas a aquellas mujeres que se atrevían a buscar conocimiento como en la inquisición, hasta el día de hoy que se reafirma constantemente que el hombre es la cabeza de la familia y a ellas se les encomiendael cuidado de los hijos y la casa.

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador”. Efesios 5: 22 & 23.
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”.  1 Timoteo 2: 11-15.

El cuarto mandamiento dice “Honrarás a tu padre y a tu madre” y manda a amar al prójimo como a uno mismo, sin embargo considera a las mujeres seres impuros, inferiores, débiles y peligrosos. Estas ideas se han ido transmitiendo y naturalizando e intrumentalizandose. Paso a paso la iglesia está plagada de incoherencias en pensamiento y acción que hace que las mujeres y los pueblos indígenas sigan en situación de desventaja en inferioridad.

Ø  El patriarcado en el Estado.
Recordemos que la República de Bolivia nació con el pensamiento colonizado y colonizante enraizado en sus estructuras. Si bien durante la colonia las mujeres y los indígenas no tenían ningún derecho, después de la independencia no cambió mucho la figura. Las leyes de la República de Bolivia tienen su origen en el derecho romano; tomemos como ejemplo la ley civil romana en la que los derechos de la mujer estaban muy limitados a raíz de la “debilidad de su sexo” o la “estupidez de su sexo”.   Las mujeres no podían ejercer ningún cargo público, no podían actuar en persona en juicios, hacer contratos, ser testigos, etc. Y eran metidas en el mismo grupo que los menores, esclavos, criminales convictos. Una vez más, el derecho de control y administración de hijos y esposa es otorgado al varón. Todos estos vicios fueron copiados en la legislación boliviana, la mujer no tenía ni siquiera el derecho al voto.

Se puede decir que en cuanto al Estado se refiere, el patriarcado está en el conjunto de relaciones sociales entre los hombres y aunque son jerárquicas, crean o establecen interdependencia y solidaridad entre ellos lo cual los capacitan para dominar a las mujeres.

La jerarquización de las relaciones entre hombres y mujeres impide la participación de las mujeres dentro del sistema democrático. Limitando de este modo el acceso de las mismas a los espacios de decisión y participación en la construcción de políticas públicas respecto, por ejemplo al acceso de trabajo, modos de producción, educación, ciencia, etc.

No es sólo el sistema, sino los varones como tales quienes oprimen a las mujeres. Son las restricciones de su sexualidad y capacidad procreadora junto con las diversas formas de control sobre la fuerza de trabajo de las mujeres que se constituyen en estas formas de control sobre la mujer que no solo se encuentran en la familia sino también en las estructuras públicas. En el cuadro presentado a continuación vemos como en los últimos 25 años, antes de convertirnos en Estado Plurinacional, la participación de las mujeres en los Gabinetes Ministeriales era menor al 30%.

Vivimos la opresión cotidianamente cuando somos obligadas a aceptar, obedecer y cumplir las órdenes y caprichos de nuestros  maridos, parejas y jefes también; en términos más generales todo el género femenino sometido a la opresión del masculino. Pero también debemos remarcar el hecho de que si bien estas estructuras de dominación son dirigidas por varones no significa que ellos mismos no sean afectados en su integralidad como seres humanos por el sistema mismo. Desde las mismas estructura jerárquicas que someten, más visibles en las instituciones como la policía y el ejército hasta ejemplos más simples como es la ausencia de guarderías en puestos de trabajo o que estas van dirigidas solo a madres trabajadoras y no así a padres trabajadores. Lo cual una vez más dificulta para el varón el ejercicio de su paternidad.

Para desestructurar el Patriarcado
Para la desestructuración del patriarcado y el establecimiento del vivir bien no basta con declarar una guerra sin cuartel al patriarcado, es necesario tener una propuesta alternativa y esa es la complementariedad vista desde nuestras culturas. Como punto de partida de la recreación de nuestra sociedad tomamos como referencia los valores de nuestras culturas originario-campesinas y la búsqueda del vivir bien.

El Estado Plurinacional de Bolivia en su Constitución Política artículo 8 inciso I determina: “El Estado asume y promueve como valores ético – morales de la sociedad plural:… el suma qamaña (vivir bien), ñandereco (vida armoniosa) y teko kavi (vida buena) ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble).”; en su inciso II sustenta la igualdad dignidad, respeto, complementariedad, armonía, equilibrio, igualdad de oportunidades y equidad social y de género, bienestar común para “vivir bien”.

¿A que nos referimos con esta búsqueda del vivir bien?  Hablamos de la vida dentro de una comunidad (opuesta a una sociedad individualista) en la que todas y todos nos desarrollemos como seres humanos plenos, dichosos; que se desarrollen y vivan en un ambiente que le ofrezca igualdad de oportunidades y equidad enmarcados en nuestros valores ético-morales, es por eso que nuestro Estado desde el artículo 9 de la CPE asume entre sus fines y funciones el “Construir una sociedad justa y armoniosa”. Principios y objetivos que son totalmente opuestos al patriarcado.

Un mundo par, un mundo de contrarios, el mundo del Chacha Warmi
En este contexto desigual, inequitativo y de sometimiento, no solo hacia las mujeres sino hacia el ser humano en general, ya que el patriarcado es a su vez opresor de varones y mujeres, surge desde nuestras culturas la propuesta de Estado Plurinacional de Bolivia enmarcado en el vivir bien para desestructurar el patriarcado y encaminados hacia la complementariedad y reconstitución del Chacha –Warmi, del Jaqi.

Si observamos la naturaleza todo es par, el mundo está compuestos por lo masculino, femenino; alto, bajo; lo maduro y lo joven; lo moderno y lo antiguo; lo viejo y lo nuevo; lo tangible y lo intangible. Pero este mundo de pares y contrarios no supone la sobreposición de uno sobre otro sino la complementariedad de ambos para la creación de lo nuevo, de la vida y; A esta complementariedad dual se le llama Chacha Warmi. En el mundo andino es la fuerza que guía hacia el sumaj qamaña (buen vivir), sumaj thankhi (buen camino). Según Victoria Mamani, mujer aymara, los aymaras conciben a la pareja en matrimonio no para reproducirse sino para complementarse y formar un todo.
Es precisamente esta energía creadora, esta fuerza guía la que se pretende recuperar para la construcción de nuestro Estado Plurinacional.

Así mismo el Estado ha emitido leyes que posibilitan este empoderamiento y participación del género femenino sin embargo, hay varios ejemplos que nos muestra que estas normativas por si solas no bastan. Una ley no cambia la forma de sentir, pensar y actuar de una sociedad para ello es necesaria la apropiación de la lucha por todas y todos. La lucha de la despatriarcalizacion no es una lucha entre géneros, es la lucha de los géneros en contra del sistema patriarcal.

El patriarcado a nivel macro
Desde la cosmovisión andina y amazónica, la Pachamama es nuestra madre (también la llaman madre naturaleza), la cual nos alimenta con sus productos, sacia nuestra sed con su agua, nos permite la cría de sus animalitos para alimentarnos por eso no nos pertenece. Al contrario, nosotros somos los que le pertenecemos a ella. Esta concepción, parte fundamental de la cosmovisión andino amazónica, es totalmente contraria a la mirada capitalista – patriarcal que ha regido el mundo; desde la cual la tierra le pertenece al ser humano, al que tenga el poder económico para comprarla y ello le da el derecho de sobre-explorarla, romper el equilibrio, violentarla, descertificarla, matarla. Por eso dese nuestra mirada comprendemos que las actitudes patriarcales no son solo propias del género masculino sino que es un sistema que determina maneras de pensar, sentir y actuar de hombres, mujeres e incluso niñas y niños. El sistema patriarcal va de la mano de un sistema de dominación individualista en la que solo rige el capital.
A partir de este razonamiento mantenemos, una vez más, que no es una lucha por el poder entre hombres y mujeres sino una lucha de hombres y mujeres en contra de un sistema depredador e inhumano, veamos la importancia de la despatriarcalización en el siguiente esquema:

La Despatriarcalización no es lo mismo que el feminismo. La despatriarcalización tiene su punto de partida desde la identidad para señalar los horizontes políticos de la mujer y el hombre en todo lo que se llama poder.
Como vemos en el grafico esta fuerza guía del Chacha – Warmi es el punto central para la transformación de un paradigma de vida que no solamente corresponde al Estado Plurinacional de Bolivia.No es casualidad que en pos de imponer y mantener un sistema de dominación se haya roto el equilibrio y la energía de vida proveniente del Chacha –Warmi, nos hemos embarcado en una lucha de géneros en la que unas contra otros tratamos de sobreponer nuestros derechos mientras el sistema persiste. Es imperativo que asumamos la restitución del Chacha Warmi como tarea de todas y todos. Asumiendo que vivimos una emergencia continental con la instauración de gobiernos demócratas con base fundamental en nuestras identidades culturales, algunos progresistas, otros izquierdistas, pero centralmente antiimperialistas y anticapitalistas, consideramos que es una obligación revolucionaria iniciar debates a nivel continental sobre estos nuevos paradigmas para fortalecer nuestros procesos de transformación e irradiarlos a niveles continentales y mundiales.

Por eso es que podemos asegurar que la lucha contra el patriarcado significa la lucha contra el sistema colonial, la lucha contra un sistema capitalista – imperialista y que:  “La lucha contra el patriarcado es la lucha por la dignidad de los pueblos y la defensa de la vida”.

(*) Representante del Viceministerio de Descolonización del Estado Plurinacional de Bolivia. Encargada de Formación y Capacitación.
Fuente: PIA CHILE,  ENLACE

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