Maristella Svampa: ‘Me parece poco serio decir que fuimos
engañados’
X La Razón (Edición Impresa) / Mauricio Quiroz / La Paz/ 22 de agosto de 2015/ Enviado X Puka Uma
‘Los que firmamos somos de una izquierda crítica’
La socióloga e investigadora argentina fue parte del grupo
de intelectuales que hace unos días envió una carta al vicepresidente
Álvaro García Linera en la que exteriorizó su preocupación por las ONG
Tierra, Milenio, Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib) y
el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).
García Linera dijo que “no planteó el cierre, expulsión o restricción alguna” a
las ONG citadas y que los intelectuales fueron usados. Svampa plantea aquí sus
criterios.
— ¿Qué opinión le merece la carta de respuesta publicada por
Álvaro García a la misiva enviada por personalidades, como usted, con respecto
a la situación de las ONG en Bolivia?
— Si bien la carta abre a una discusión pendiente sobre
extractivismo y modelos de desarrollo, insiste en que las cuatro ONG en el
banquillo mienten, que no fueron amenazadas de expulsión y que defienden “los
intereses de la derecha política internacional”. Preocupa este tipo de lectura,
que además sirve para ocultar otros problemas, vinculados a la expansión de la
frontera extractiva en Bolivia y las resistencias que esto pueda generar; otro
proceso de confrontación al estilo del TIPNIS.
— ¿Usted comparte los criterios del Vicepresidente respecto
a sus dudas sobre los intereses que motivan los proyectos de las ONG en Bolivia?
¿Siente, como dice García, que hay ONG que utilizaron al grupo de
personalidades que escribió la citada carta pública “de reflexión”?
—No, no comparto esa visión sobre las ONG citadas en
absoluto y además me parece poco serio afirmar que los intelectuales firmantes
fuimos “engañados” o manipulados. En lo personal, pienso que muchos de los que
firmamos formamos parte de una izquierda crítica, que ha venido acompañando los
procesos políticos más interesantes de nuestra región, lo cual no implica ni subordinación
ni aval incondicional o cheque en blanco. Hay que romper con esa tradición de
las izquierdas de pensar que cualquier crítica a un gobierno que se dice
transformador o revolucionario le hace el juego a la derecha.
— ¿Cuál es su criterio sobre el ejercicio de las libertades
de expresión y asociación en Bolivia?
— En términos personales, me preocupa el corrimiento
político operado últimamente en aquellos países que suscitaron mayor
expectativa política, como Ecuador, Venezuela y —lamento decirlo— Bolivia. No
hablo de la Argentina, porque el gobierno de los Kirchner lejos está de haber
suscitado dichas expectativas positivas. Desde mi perspectiva, este
hostigamiento a las ONG y organizaciones indígenas críticas está vinculado a
dos cuestiones mayores. Por un lado, en Bolivia, como en cualquier otro
gobierno latinoamericano, se promueve la expansión de las fronteras del capital
y la exportación masiva de commodities, a través de la multiplicación de
megaproyectos extractivos (minería, expansión de la frontera hidrocarburífera
en áreas protegidas, soya, entre otros). Pero, a diferencia de otros gobiernos
latinoamericanos, en Bolivia —como sucedió en Ecuador también— se abandonaron
las promesas políticas de Buen Vivir y respeto a la naturaleza, así como cualquier
discusión posible sobre escenarios de transición y salida del extractivismo.
Este proceso significó una estigmatización creciente de la narrativa
indigenista y ecologista, desplazada por la narrativa populista. Así, en
segundo lugar, asistimos al retorno de un populismo de alta intensidad, donde
convergen visión estatalista y culto al líder, bajo esquemas
hiperpresidencialistas. Esto también está asociado al ejercicio de la política
como permanente confrontación entre dos polos antagónicos, el nuevo bloque
popular, que encuentra sus nuevos enemigos en el “ambientalismo colonial”, para
utilizar el lenguaje del Vicepresidente boliviano.
— ¿Se ánima a plantear reflexiones sobre este tema? ¿Cuáles?
— Entiendo el populismo como fenómeno político complejo y
contradictorio, que presenta una tensión constitutiva entre elementos
democráticos y no democráticos. Tarde o temprano, eso hace que nos preguntemos
sobre el tipo de hegemonía que se va construyendo en esa tensión peligrosa
entre una concepción plural y otra organicista de la democracia; entre la
inclusión de las demandas y la cancelación de las diferencias. El hecho
ocurrido en Bolivia en relación con las ONG, forma parte de esta tensión. Pero
sin duda Ecuador, Venezuela e incluso la Argentina, están varios pasos delante
de Bolivia en lo que respecta a esta tentación de corrimiento de las fronteras.
Perfil
Nombre: Maristella Svampa
Nació: 08-05-61
Profesión: Socióloga
Cargo: Investigadora social
Investigadora
Doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en
Ciencias Sociales (EHESS) de París. Profesora de la Universidad Nacional de La
Plata (Argentina). Escribió una veintena de libros y dos textos sobre el país
junto con Pablo Stefanoni. Más referencias: maristellasvampa.net
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