Dos años de Chaparina: la resistencia de la memoria
X Marielle Cauthin
Chaparina es recordada en la memoria de las bolivianas y
bolivianos este 25 de septiembre. Se han convocado a al menos una decena
de acciones en las principales ciudades de Bolivia y en el territorio indígena
TIPNIS para exigir sanción sobre la autoría de la brutal represión a indígenas
de la VIII Marcha en defensa del TIPNIS de 2011.
También son dos años de vergüenza para el gobierno de Evo
Morales Ayma, que se auto proclama indígena y que hasta el día de hoy niega y
esconde a sus ministros y asesores que dieron la orden de intervenir el
campamento de indígenas, civiles desarmados, mujeres, hombres, niños y niñas,
viejos y abuelas desarmadas, campamento de ollas, de carpas, de ropa vieja, de
cartón y de plásticos; campamento de casi 800 indígenas de tierras bajas y
tierras altas que por 64 días caminaron para exigir al gobierno anule el
proyecto carretero -hasta ahora vigente- que divide en dos su territorio, a
favor de las transnacionales del petróleo, del avasallamiento de tierras por
productores de hoja de coca ilegal destinada al narcotráfico, de explotadores
de madera, y para documentar esto están todos los comunicados y pronunciamientos
que el movimiento indígena de la Subcentral TIPNIS, Subcentral Securé, la CIDOB
y Conamq han ido emitiendo en estos últimos cuatro años.
Cientos de indígenas dispersados por el monte, vieron
destruidas sus pertenencias, fueron gasificados, golpeados con porras y puños,
maniatados con cintas adhesivas y amordazados con las mismas cintas, luego ser
silenciados, fueron arrestados sin orden alguna, fueron arrastrados y montados
a una cadena de buses que tenían la instrucción de dispersarlos. La orden era
de Sacha Llorenti, ex ministro de gobierno de Evo Morales.
Fueron secuestrados, mujeres separadas de sus hijas e hijos,
niños y niñas esparcidos por el monte, huyendo a los bosques o a los ríos
o a las casas cercanas. Fueron confinados, llevados por la noche sin
conocer destino, primero a San Borja y ante la resistencia del pueblo al
atropello, fueron llevados a Rurrenabaque, donde la población local los
liberó.
Bajo la instrucción de las organizaciones indígenas de
retomar la marcha, los indígenas se reagruparon y volvieron a iniciar la marcha
desde el mismo lugar donde cuatro días antes habían sido víctimas del peor
fascismo de Estado visto luego de 2003, cuando 64 hombres y mujeres murieron en
la guerra del gas; la peor zozobra vivida luego de las dictaduras militares de
los 60, 70 y 80.
Dos años y el proyecto carretero persiste en la agenda del
gobierno de Evo Morales; dos años y no hay ningún imputado formal en el proceso
por vulneración de derechos humanos y derechos indígenas en el caso Chaparina:
dos años y el gobierno mantiene la mentira de que no existió ninguna orden
de intervención pese a haber desplazado a casi 600 policías a rodear el
campamento indígena, castigando a los marchistas sin agua, alimentos y
medicamentos, y casi ninguna ayuda humanitaris, por casi dos semanas,
previas a la represión.
Para ardor del gobierno no son solo los indígenas que
recuerdan estos hechos y las caras de los culpables; son mujeres del campo,
mujeres de la ciudad, mujeres estudiantes, hombres comerciantes, músicos,
pintoras, cantores y cantoras, activistas, literatas, periodistas, radialistas,
redes independientes, apartidarias, grupos alternativos, abuelos y abuelas, que
ahora han visto la verdadera cara del Estado antiindígena.
Ardor también para la derecha, la que como ave que rapiña
quiere alimentarse del sufrimiento del pueblo indígena, la misma derecha que
está inserta dentro del gobierno y la de los partidos neoliberales
tradicionales, que está dentro las organizaciones como los comités cívicos;
ardor porque ni MNR, ni ADN, ni MIR, ni UN, ni MSM, ni el mismo MAS pueden
apropiarse ni negar un antes y un después del 25 de septiembre. Cuando la
violencia del capitalismo extractivista dio como fruto la inmortalidad de la de
la lucha y de la resistencia que el movimiento indígena, de los hombres y
mujeres de base, de los hombres y mujeres de río que habitan el territorio
indígena Isiboro Securé, TIPNIS.
A lo largo de este texto usted, hermana y compañero, ha ido
viendo una serie de carteles que denuncian dos años de Chaparina, carteles
diseñados por activistas, por individualidades, por organizaciones
independientes, por organizaciones indígenas, por sindicatos, por las mujeres y
hombres que creen en la autodeterminación de los pueblos indígenas, que creen
en la defensa del TIPNIS y en la lucha de los y las indígenas que lo habitan,
que condenan la violencia de Estado, el abuso de poder, los privilegios de los
impunes, el pisoteo de la dignidad indígena. Esta es la resistencia de la
memoria.
Fuente: Territorios en Resistencia